Había una vez un pajarito llamado Pío, el cual vivía sobre las ramas de un árbol junto a su madre Pía pajarita. La mamá pajarita estaba muy preocupada porque su hijo no podía volar.
___ Cómo haré para que mi hijo vuele, debe practicar el vuelo, cada vez es más inseguro, y si no sabe, no puede, todos los pajaritos de su edad ya cruzan el cielo, y mi hijo se esta tardando __ Se dijo la mamá pajarita muy preocupada.
Pía pajarita había intentado mil modos para que su hijo tuviera seguridad y levantara el vuelo, pero no sabía que Pío no sabía volar porque sentía miedo pues cada vez que levantaba sus alitas para volar escuchaba que alguien le hablaba, Pío se sentía observado, solo quería saber quién era para que lo dejara en paz, sentirse observado era su mayor incomodidad, pues creía que al equivocarse hacia el ridículo.
__Vamosss vuelaaa ___ Susurraba el Aire
Pero Pío en lugar de poner en práctica el vuelo, miraba a su alrededor, y se metía a su nido muy asustado, se sentía perseguido, aunque escuchaba un murmullo, pero no sabía quién hablaba.
Cierto día, Pío descubrió a un grupo de Patos volando, el pajarito se quedó contemplando la manera de cómo se desplazaban por las alturas.
__ Ojalá algún día yo fuese como ellos __ Se dijo Pío
__ ¿Y qué te falta? Eres como ellos – Advirtió el Aire.
Al escuchar el susurro, Pío muerto de miedo trato de correr, pero al instante se detuvo porque descubrió una pequeña Cebra que lo contemplaba en silencio, entonces quiso ser valiente, y demostrar que no sentía miedo, y se mantuvo en el sitio.
__ Vamos amigo, vuela __ Dijo la pequeña Cebra.
__No puedo volar __ Contesto Pío muy apenado.
__ Si dices “No puedo, no podrás” si no lo intentas, no sabrás si puedes, y en cambio sí lo intentas, lo sabrás, y te aseguro que podrás, no debes decir “no puedo” sin haber intentado, no debes rendirte, no debes negarte antes de dar el primer paso. Yo no sabía caminar, no podía porque no había practicado, y aunque caí muchas veces, nunca me di por vencida, decidí caminar sin rendirme, y mírame ahora, puedo correr. Amigo, el miedo no conduce a nada, si vences el miedo descubrirás cuán valiente y capaz eres. Recuerda que, el camino de la vida es para delante, y siempre es un bien momento para intentar, nunca es demasiado tarde para poner en práctica tus habilidades, solo es tarde cuando se termina la vida, y no lograste alcanzar tus anhelos, después, él hubiera no existe cuando el tiempo no regresa. __ Señaló la pequeña Cebra.
__ Exactamente, y debes estar en completa libertad de equivocarte las veces que sea necesario hasta que alcances tu objetivo, y hazlo con entera confianza sin importar si tu intento es criticado o no, ante todo, tener presente que el beneficio es solo para ti, para nadie más __ Añadió el Aire.
Al escuchar el consejo del Aire, Pio miró a su alrededor queriendo descubrir el origen de la voz, pero no vio nada, enseguida la pequeña Cebra se percató de su miedo, y dijo para tranquilizarlo.
__ No temas amigo, se trata del señor Aire que, aunque no se ve, pero siempre nos acompaña, ¿Puedes sentirlo? El aire es como nuestra confianza y seguridad, o como nuestras emociones que no se ven, pero se puede sentir __ Dijo la pequeña Cebra.
El pajarito suspiro tranquilo ¡Asombroso! Esa voz tenía nombre, Pío sintió calma porque la presencia, y las palabras de la pequeña Cebra, y el señor Aire le inspiraron confianza, y en su compañía se sintió protegido y decidido.
__ ¿El aire? Vaya, y yo que me intimide porque sentí que alguien acechaba, entiendo que su intención es solo propulsar a seguir y así lo haré_ Indicó Pío.
Entonces, valientemente Pío agitó las alitas, y ante el asombro de su mamita pajarita que observaba la escena desde el nido, muy emocionada vio cómo su hijo comenzó a volar.
El Aire y la pequeña Cebra animaban su intento de levantar el vuelo.
__ ¡Vamos amigo tu puedes! ___ Exclamaron la Cebra, y el Aire.
Esa voz siempre la había escuchado, hasta ahora estaba comprendiendo que se trataba de una voz de aliento, de ánimo para que su voluntad, y su espíritu crecieran. Pío se sintió fuerte, seguro y capaz. Y voló, voló, y voló muy alto, contento iba y venía de la tierra al cielo.
__ ¡Increíble, puedo volar, estoy volando! ¡Adiós patos! __ Gritaba Pío pajarito.
Pío Pajarito aprendió a vivir sin miedo, y descubrió que confiando en sí mismo se pueden vencer los temores, y que su voluntad, seguridad y su capacidad lo llevo a alcanzar sus propósitos y sueños.
La mamita Pía pajarita reconoció que siempre se necesita de alguien que de un empujoncito para andar en la vida, siempre y cuando las intenciones sean buenas, además comprendió que su hijo estaba preparado para volar, y listo para partir a su libertad, se sintió orgullosa y tranquila porque Pio había elegido compañías que se preocuparon por su bienestar, pues el buen camino sería determinante para el horizonte de su viaje, y muy importante fue que sus nuevos amigos lo impulsaran a practicar el vuelo, que lo animaran, ayudaran, incluso que dieran confianza y seguridad, pero sobre todo que se interesaron en él para que fuese un pajarito valiente, y sin miedo.
Pío y el Aire fueron amigos por siempre, y de vez en cuando regresaban a visitar a su amiga la Cebra quien se emocionaba al escuchar sus fantásticas aventuras de vuelo.
FIN
Autora. 𝓐𝓶𝓹𝓪𝓻𝓸 𝓜𝓪𝓻𝓽í
(Imagen de derecho reservado)
H. Matamoros, Tamaulipas, México.


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