La mona y la zorra
Cierta mona, descontenta con la pequeña cola que recibió de su madre, pidió a la zorra -que descomunal cola lucía- le diera parte de ella para alargar la suya.
-Mira, amiga -le dijo la mona-, tienes demasiada cola, mien- tras que yo soy infeliz con la mía que es corta.
-Aunque mi cola fuese cien veces más larga y la arrastrase por el lodo y entre las zarzas, no te cedería el pedazo que crees nece- sitar. ¡Ánimo, pues amiga, y busca tu felicidad en otros designios!
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